Unas 250 personas participan en la oración de Cuaresma de Juniors M.D.

Los Dolores de la Virgen María fue el tema de la vigilia ‘Llum a la Nit’, que se celebró el pasado jueves 21 de marzo

El Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, estuvo presente durante la ceremonia y compartió una reflexión al final

El pasado jueves 21 de marzo se llevó a cabo la oración de Cuaresma del ‘Llum a la Nit’, el ciclo de vigilias con el que Juniors M.D. plantea a los miembros del Movimiento un foro en el que profundizar en la importancia de los distintos tiempos del año litúrgico. En esta ocasión, la Secretaría Diocesana de Formación propuso a las personas asistentes realizar un recorrido por los Siete Dolores de la Virgen María, un conjunto de sucesos de la vida de la Madre de Cristo en los que se muestra su sufrimiento.

“Lo que buscábamos es que los Educadores y las Educadoras recordaran cómo vivió la Virgen María algunos de los episodios en los que padeció por Jesús para que su serenidad y templanza nos ayuden a afrontar la conmemoración de esta Semana Santa y la posterior celebración de la Pascua de Resurrección. Nadie como ella para tomar como ejemplo de vida y eso es lo que intentamos transmitir durante la oración”, explica la Secretaria Diocesana de Formación, Diana Paz.

La vigilia siguió el formato del viacrucis, comenzando dentro de la Basílica con una monición inicial y la lectura del primero de los dolores. Después, el grupo fue moviéndose hasta la puerta barroca de la Catedral a través del pasaje de Emilio Aparicio Olmos, la plaza de la Almoina, la calle de la Barchilla y la plaza de la Reina.

Una vez dentro de la catedral se leyeron los últimos dolores, tras lo que se trasladaron hasta el altar del templo para escuchar las palabras que les transmitió el Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, quien acompañó a los y las asistentes durante toda la velada. También estuvo presente en el acto el Vicario de Evangelización, D. Melchor Seguí. Con una oración y el rezo del Padrenuestro se puso fin a la oración, a la que le siguió una cena en el Palacio Arzobispal.

“Estoy muy contenta, porque éramos muchos y fue muy emocionante comenzar en la plaza de la Virgen con el manto de la Mare de Déu todavía expuesto en la plaza, entrar en la Basílica y acabar en la Catedral, con toda su majestuosidad. Y, además, con la música del Coro Diocesano, siempre listos para colaborar. Fue todo muy solemne, tranquilo y sencillo, porque no necesitábamos más para una oración que fue muy especial”, asegura la joven, quien se encargó de organizar la oración junto al Consiliario Diocesano, D. Domingo Pacheco, y el Viceconsiliario Diocesano, D. Quique Roig.

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